Los dos amores.
Los ferrocarriles siempre estuvieron presentes en la vida de Remigio. su padre , tíos, hermanos, primos trabajaron en el.
Ya adulto , frente el féretro de su mamá Cotito , abrazó a su hermana Juanita con ternura tratando de darle fortaleza en tan amargo trance, contenia sus lagrimas para no afligirla, sin querer temblaba, después de rezar varios rosarios con sus respectivas letanias, se empezó a repartir el café y las canelas con su respectivo piquete, así como las pelucas enchiladas para que os asistentes aguantaran la desvelada.
Su hermana Juanita sabedora de que su hermano no bebía lo tomó por el brazo llevandolo a la cocina, sirvió dos jarros de café , despues de un rato en silencio se pusieron a platicar en voz baja recordando su niñez.
Juanita era mayor que él por doce años, ella siempre lo trató con ternura y lo cuido de bebé, costumbre de gente de pueblo, que una niña sea la pilmama de los más pequeños , recordaron cuando ella perdió un ojo, su mamá que tenia muy mal genio, le aventó un leño seguramente por que no realizó alguna tarea, el golpe y la falta de atención ocacionaron la pérdida de este. Rememoraron la preferncia que tenía la señora por Micho como ella le decia cariñosamente, se lo comía a besos, lo estrujaba, le hacía cosquillas, o le mordía la barriguita, se acordaron de lo cortito que se traía a Anastasio y las zurras que le ponia por malcriado, desobediente y contestón, definitivamente él niño no queria a su mamá.
En una ocasión, cuando Remigio tendria unos cinco años su hermano le dijo ¡ven! con el dedo le hizo la señal de silencio, él peló tremendos ojos y se dejó llevar hasta detrás de una nopalera en la parte tracera del patio, con voz autoritaria le dijó: Jura por Dios , ¡ que te mueras si cuentas lo que te voy a decir, él sin comprender juró entendiendo que era un compromiso muy fuerte, entonces su hermano le susurro al oído... mi papá tiene otra mujer, él no comprendió, tonto le dijo su hermano, tiene otra señora que no es nuestra mamá, como niño que era no se inmutó, entonces Anastacio enojado lo sacudió y le explicó, que él los escuchó pelearse a gritos y su mamá le reclamó a su papá.
Con autoridad le dijo: el proximo viaje de papá nos escondemos entre el carbón y lo seguimos, Remigio se rascó la cabeza y se fué a seguir jugando...
El día que le tocó corrida a su pápá se despidió de ellos como era su costumbre dándoles la bendición, en cuanto se alejó Anastacio lo tomó por el brazo llevándolo corriendo a la estación del ferrocarril, en cuanto se descuido el fogonero subieron a la máquina escondiendose entre el carbón, como niños que eran no midierón las consecuencias, pues el filo de la pala podría haberlos lastimados mortalmente, afortunadamente su angel custodio estuvo a su lado.
Cuando el convoy se detuvo en la siguiente estación y no escucharon ruidos ni voces timidamente salieron de su escondite, bajaron por el lado del maquinista, en cuclillas resguardados por una de las grandes ruedas del vehículo, vieron cuando una mujer cargando un bebé otro más grandecito tomado de su mano, colgando del brazo una canasta donde seguramente traia el itacate cubierto con una blanca y bordada servilleta.
Don Manuel abrazó a la señora besandola en la boca, tomó al niño grandecito tomandolo en sus brazos, Remigio sintió una puñalada en el corazón, una gran rabia le desbordaba el pecho, llorando se lanzó contra ellos ante la sorpresa de todos, la mujer fué la más sorprendida de todos, cayó de rodillas gritando sollozando ¡hijos, hijos!
Anastacio y Remigio no supieron que hacer, la señora los abrazaba empapandolos con su llanto, cuando se calmó un poco su papá les explicó... Esta señora es su verdadera mámá, ella los parió y los amamantó pero se enfermó de algo muy delicado y no tenía quién los cuidara, por eso los llevé con su mamá Cotito ella los a cuidado todo este tiempo, ella es su mamá , abransenla se llama Gabina, estos niños son sus hermanitos se llaman Felipe y Rafael quieranlos mucho y cuidenlos.
Anastacio por ser el mayor tomó la mano de su hermanito Felipe, con la otra se agarro del vestido de su mamá, Remigio a pesar de su corta edad decidido le dijo a su papá. ¡Yo quiero ir con mi mamá Cotito! Fué inutil los ruegos de su madre para que se fuera con ella, se mantuvo firme en su decisión, Don Manuel y Doña Gabina aceptaron resignados haciéndole prometer que iria a verla pronto y cuando él quisiera recordandole repetidamente que esa señora Cotito no era su mamá, ni Juanita su media hermana, esa niña no era hija de Don Manuel.
Lo pusieron en el tren de regreso, encargandolo con la tripulación, al llegar con su mamá la abrazo llorando, le contó todo, ella entre sollosos le dijo que todo era cierto pero para ella él era como su verdadero hijo lo quería mucho y le rogó que nunca la dejara...
Desde ese día Remigio tuvo dos corazones, uno para cada una de sus madres, si estaba con Cotito queria estar con Gabina o viceversa; por un tiempo estuvo así, hasta el día que su papá los abandono para ir en busca de Don Francisco I Madero en pos de sus ideales.
Pasaron tantas cosas después, como el cruzar el mar tomentoso de la Revolución Mexicana...
Todos estos recuerdos se sellaron en el momento en que él junto con su hermanatomaron cada uno un puño de tierra de la orilla de la fosa donde Doña Cotito descansaría para siempre, lo arrojaron al mismo tiempo esta fue la señal, los sepultureros comensaron a traspalear la tierra. Los acompañantes se despidieron poco a poco, cuando se quedaron solos Remigio y Juanita se abrazaron, no eran hermanos pero el vinculo que los unía era más fuerte que los de sangre, solo terminaría el día que alguno de los dos pagara su tributo a la madre tierra...
Se despidieron cada uno regresó con los suyos.
Remigio al fin pudo reunir en uno solo sus dos corazones, su mamá Gabina tenia mucho tiempo de estar con los angeles, murió joven a los cuarenta y dos años él se sentia tranquilo y agradecido con Díos por permitirle el privilegio de tener a dos mamás que lo amaron tanto.
Escrito en D.E.M.A.C. 19 de Septiembre de 2011.