miércoles, 8 de septiembre de 2010

cuentos del ferrocarril 3 La abuela Pascuala.







La "Decena Tragica" marcó al pueblo mexicano, la mayoría de la población era analfabeta, sin embargo la gente siempre se enteraba de lo que acontecíaen en la capital, el asesinato del Presidente Francisco I. Madero (Don Panchito para el pueblo), el viceprecidente Pino Suárez y sobre todo la crueldad con la que fue ultimado el hermano de madero puso al pueblo triste e indignado, otra vez sentaba sus reales en la silla presidencial un dictador , Victoriano Huerta, la lucha por ella se hizo encarnizada, desatandose una guerra sin cuartel...

Remigio ya era un "hombre" de 13 años, el sentía que ya nada le asombraba, había aprendido a ver ,morir, como algo cotidiano, mirar los cuerpos colgando de los postes del telegrafo, meciendose tetricamente, macialientos y devorados por los zopilotes, árboles de ignominia como parte del paisaje; defensa de su subconciente para no enloquecer.

Y... sucedió que un día a Remigio le tocó una corrida en un convoy de lastre (solo se lleva grava para asentar los rieles sobre los durmientes), en la tripulación solo iban el maquinista, el conductor que es el encargado de recibir las ordenes ya sea de propio o por medio del telegrafo y por medio de banderolas o lamparas desde el cabús o sea el último vagón del tren se comunica con la tripulación de la máquina dando las indicaciones pertinentes en un lenguaje de señas para el buen desempeño de la corrida evitando accidentes.

Remigio como flamante fogonero, que a estas alturas no solo alimentaba la caldera sino que estaba empapado de todos los secretos del oficio y por lo cual se enorgullecía.


El convoy recorría rápidamente y en subida la montaña, parecía que lo hacía alegremente, el penacho de humo vertical tocaba el cielo, Remigio disfrutaba del verdor salvaje del paisaje ,en su natal Apizaco sus ojos de niño acostumbraban mirar solo nopales, magueyes y güizaches, lo más exuberante en Apizaco eran los pirúles, el respiraba a todo pulmón, la mañana esplendida, la tranquilidad y la monotonía de las ruedas rozando sobre los rieles se conjuntaron para que se sintiera feliz.

Horas pasó en silencio recordando con gusto, paladeando los momentos felices de su tan cercana niñez, gota a gota el odre dejó caer sus imágenes, su abuelita Pascuala se divertía asustándolo...
En cuanto obscurecía encendía la vela de cebo colocada sobre la mesa, se sentaba en la única silla del humilde jacal, la temblorosa luz proyectaba un aire fantasmal a los objetos, ella lo llamaba con cariño.

_ Ven Micho, ande mi chiquito, lo sentaba en sus piernas y lo acurrucaba en su rebozo canturreandole quedito duermete mi niño duermete mi amor.... de repente le decía alarmada.





_!Duermete niño, que vienen los coyotes por ti, pa llevarte a su madriguera y por tiernito allí te van a comer con sus cachorros.¡
Su abuela, sin que el niño se diera cuenta, con las uñas rascaba la parte baja del tablón de la mesa haciéndole creer que eran los coyotes los que con sus garras trataban de abrir la puerta, el pobre niño temblaba como hoja movida por el viento, en su carita se dibujaba el terror; con sus ojitos saliendose de las órbitas, la boquita fruncida en puchero con los dientes castañando, la garganta reseca tratando de gritar pero de la cual no salia el menor sonido, cuando no podía más hundía su carita en el pecho de la abuela abrazandola con todas sus fuerzas, ella también lo abrazaba apretándolo aun más con el rebozo mientras los coyotes seguian arañando la puerta y el pequeño rendido se quedaba dormido exhalando un largo suspiro.


Su papá que por ese entonces todavía vivia con ellos, comenzó a notar que Micho cada día estaba más flaco,amarillo y triste, ya no jugaba como antes ni sonreia, de repente ya no quería ir a casa de la abuela, se orinaba en la cama y le comenzaron las calenturas; su papá y su mamá muy preocupados lo llevaron con el curandero del pueblo, el jacal apestaba a yerbas y sahumerio, el anciano interrogó al niño, ganandose su confianza poco a poco, entonces el niño a pesar de su tierna edad relató la historia de los coyotes asombrando a los presentes...
El anciano con docta voz les dijo:

_ESTE NIÑO LO QUE TIENE ES SUSTO.

Si su papá le reclamó a su madre, él nunca lo supo, pero el remedio que le mando el curandero fue: QUE LO LLEVARAN AL RÍO CON UN RAMITO DE FLORES ROJAS QUE CON SUS MANITAS ARRANCARA LOS PÉTALOS UNO A UNO DEJANDOLOS CAER EN LA CORRIENTE PARA QUE ÉL LOS SIGUIERA CON LA MIRADA HASTA PERDERLOS DE VISTA , el rito se repitio por largo tiempo hasta cuando Micho volvió a jugar y sonreír, eso si , nunca más volvió a la casa de la abuela Pascuala.

Estos recuerdos provocarron en Remigio sonoras carcajadas sacando a su compañero el maquinista de los suyos.
_ JA,JAJAAJA JA... JAA

_¡ Hora loco pos a ti que te pasa!

Remigio le contó y el hombre sonrió comprencivo.
La máquina entro en una curva , Remigio alcanzó a ver las manchas negras y blancas gritando alarmado.
_¡UNA VACA, UNA VACAAAaa!


Si, una vaca pastoreaba sobre las vías del tren; él maquinista jaló el silbato tratando de espantarla al mismo tiempo que metía el freno las ruedas rechinaron con gran estruendo , demaciado tarde el impacto dio de lleno en el animal provocando que se descarrilaran al impactarce contra ella...


Maquinista y fogonero saltaron de la maquína antes de que la caldera explotara, pero quién sabe porque azares del destino no lo hizo.
La grava del último vagón enterró al conductor, cuando vieron que nada se podía hacer ya por él no les quedo más remedio que esperar por la ayuda.
Esperaron todo el día , al atardecer los mosquitos se dieron banquete con ellos, el escaso itacate des que horas se les habia terminado, tomaron agua de la todavía caliente caldera, en la noche encendieron fogatas alrededor para ahuyentar fieras montaraces así como alimañas ponzoñosas...
Pasaron la noche dormitando por el calor y los moscos, el sol salío cubriendo el paisaje con un hermoso velo blanco, mas tarde el calor se hizo insoportable el hambre rugía y torturaba sus estómagos, el agua caliente de la caldera al caer a sus tripas las retorcía y anudaba provocando dolores tan fuertes que mejor se aguantaban la sed, fue entonces que se les ocurrió buscar los restos de la vaca si es que los animales habían dejado algo , con el impacto la vaca voló en pedazos , tuvieron que espantar a varios zopilotes para que les dieran su apestosa presa, misma que asaron en los rescoldos del fogón de la caldera, medio tatemados devoraron el alimento que les supo a gloria, por el peso de la digestión se quedaron dormidos.

El repentino ruido del armón ( Plataforma utilisada para llevar peones y herramientas a los sitos requeridos impulsada por una palanca.) sobre la vía del tren que venían con el auxilio los despertó gozosos, con ellos venía el ranchero dueño de la vaca, que la andaba buscando desde hacia días aunque sin esperanza de encontrarla, ellos le platicaron lo acontecido y que ella era la culpable del accidente.
El humilde hombre replicó , es que entró en celo la probresita y lanzó un suspiro resignado, posiblemente era todo su capital , Remigio le preguntó sin interés , solo por decir algo.


_ ¿ CÓMO SE LLAMABA SU VACA?


_ Pascuala .(contesto con un dejo de cariño.)


_Cuando escuchó el nombre del animal pensó, Pascuala, como mi abuela, sintiendo un amargor quien sabe donde.
Mas tarde subieron al armón , el se acomidió a mover la palanca , a medida que se alejaban la perspectiva de los rieles paralelos provoco que su pensamiento repitiera Pascuala Pascuala como mi abuelita , soltó un largo y liberador suspiro...despues de transcurrido un tiempo se dijo, cuando regrese a Apizaco lo primero que haré sera´visitarla.
Respiró profundo sintiendose lleno de felicidad, sonrió tranquilo y se quedo admirando el hermoso paisaje...



FIN.

EN DEMAC. 6 DE SEPTIEMBRE DEL 2010. ESRU.